16 de octubre de 2010

Hay días que siento que quisiera no quererte. No necesitarte. No desear oír tu voz.
Y precisamente por ello te quiero, te necesito.
Llegaste a mi vida de forma demoledora, hiciste cambiar mi mundo. Me enseñaste a querer, cuando yo creía saberlo todo. Y hay días que me puede el miedo a no haber significado lo mismo en tu existencia. A no haber cambiado tu mundo, o no haberlo cambiado del todo. Y por eso, por un instante, desearía no sentir con tanta intensidad.
Afortunadamente, esa incertidumbre desaparece cuando escucho, tras dos o tres tonos, tu voz risueña al teléfono, o cuando simplemente me das un beso. Te quiero tanto que me duele. Y esa es la única certeza que aún me queda.

3 comentarios:

  1. ay que genial :) enfermería! mi tía es enfermera, bueno, le queda un mes para jubilarse y ahora está de vacaciones recorriendo europa con unas amigas :) genial, no? Espero que traiga muchas fotos!
    Y por cierto por la psu, cómo vas? Bien con los ptjes? Recuerda que no hay que ponerse nerviosa, yo me puse full nerviosa, así dm cuático y me fue mal en relación a lo que estaba sacando. Así que recuerda: MUY RELAX :)

    ResponderEliminar
  2. Me gusta mucho tu blog! No lo conocía, de aquí no me muevo...
    xoxo
    Vicky

    ResponderEliminar
  3. qué topi! Y cuando termines de estudiar trabajarían juntos? :) sería shuper cool <3 porque lo verías a diario!

    ResponderEliminar