Dígase a usted mismo que no, que no vuelve. Pero no por orgullo ni soberbia, sino porque usted ya no encaja allí, en ese lugar, en ese corazón, en esa habitación, en esa casa, en ese escritorio, en ese oficio. Usted ya no es el mismo que se fue, hace dos días, hace tres meses, hace un año, por lo tanto, no hay nada a que volver. Cierre la puerta, pase la hoja, cierre el círculo. Ni usted será el mismo, ni el entorno al que regresa será igual, porque en la vida nada se queda quieto, nada es estático.
pasa que cuando uno anda viendo lo que no le precisa ver se encuentra con cosas interesantes...y esta es una de esas cosas, de verdad me gustó mucho este pensamiento, es tan cierto y pocas veces uno tiene el valor de aceptarlo...igual cada quien escribe de acuerdo a lo que vive y siente, y pues las interpretaciones ajenas son meramente opiniones subjetivas...y muchas cosillas en su blog también están muy buenas (perdonando el atrevimiento)
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