25 de junio de 2010

Miedo

Me gustaría saber cómo lo hacen, cómo lo hicieron otros tantos antes que yo para vencer el miedo. Este miedo inexplicable que ni siquiera sé describir a quien no lo haya sentido, y que sin embargo siento en el fondo de mi estómago. No hay nada calculado, todo es improvisado. Límites y decisiones, todo va surgiendo sobre la marcha. Todo según me van pidiendo el cuerpo y el corazón. Me siento cómoda. Soy feliz.
Y sin embargo, siento miedo. Un miedo que ni siquiera sé describir. Porque yo creía de veras saberlo todo, y he descubierto que no sé nada. Creía que tenía claro lo que quería, lo que iba a hacer, y sólo me estaba conformando por no arriesgarme. El riesgo aterroriza cuando es nuestro destino el que está en juego. Y ahora vuelvo a sentir miedo. Un miedo que apenas puedo valorar, miedo a esta desmesura. Miedo a mi felicidad. Miedo al nuevo yo que estoy descubriendo.
A los quince años pensaba que lo sabía todo. Me creía más madura que otras chicas -por lo mucho que había sufrido, y en cierto modo era verdad, pero tampoco era para tanto-. Tomé decisiones propias de una adulta, sin tener miedo, con una tranquilidad ingenua que ahora me sonroja. No sabía nada del mundo y creía tener claro mi destino.
A los  dieciocho años sé que no sé nada, que apenas empiezo a crecer y a madurar, pretendo no pensar en el mañana, porque sé que a las palabras se las lleva el viento y a los sentimientos, a veces, también. No sé lo que haré el mes que viene, y mucho menos el resto de mi vida.
En mi vida todo eran sensaciones conocidas, todo era previsible. No vivía, me dejaba vivir. Ahora camino sin saber bien dónde piso… Parafraseando a Milanés, no hablo de amores eternos, mas me entrego cual si hubiera sólo un día para amar.
Pero siento miedo. Miedo al descubrir que hace años yo creía saber lo que sentía. Tengo miedo porque me siento increíblemente fuerte, luchando por mi felicidad, y al mismo tiempo terriblemente vulnerable. Miedo porque no debería tener nada claro, y sin embargo mi corazón no tiene dudas (¿se equivoca el corazón? ¿acierta siempre el cerebro?). Miedo porque a los quince años me moría por enamorarme, pero ahora lo último que quería era un amor (y sin embargo, no sé cómo, me estás convenciendo). Miedo porque me considero una persona independiente emocionalmente, y ahora paso poquísimo tiempo sola, y ese tiempo se me hace lento, eterno. Miedo porque yo creía tener la cabeza sobre los hombros y ahora me siento una loca.
Me pregunto cómo lo hace la gente para vencer el miedo.


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